Con la llegada de las nuevas tecnologías y de los lectores de libros electrónicos, como Kindle, se vaticinó el final de los libros en papel.
Un escenario donde se estimaba que la creciente explosión de los ebook conquistaría el mercado provocando la muerte del libro en papel. Sin embargo, parece que la conquista de la tecnología sobre el papel avanza más lentamente de lo imaginado.
Según el Informe de Comercio interior del Libro realizado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en el año 208, el 51,2% de las editoriales publicaban en formatos diferentes al papel. Aún así, la facturación de los libros electrónicos tan solo representó un 5% de la facturación anual de 2018. Una tendencia que está en incremento, pero que no representa el augurio del monopolio del libro electrónico.
De hecho, es interesante destacar también que, según el informe, el 87,8% de los libros publicados en formato digital también se publicaron en papel.
Entonces, ¿son realmente los libros electrónicos los nuevos reyes de la lectura? y sobre todo, ¿conseguirá Kindle seducir los hábitos de consumo de los lectores?
Libros electrónicos: ¿el nuevo compañero del lector?
La historia del libro electrónico se remonta al año 1971, cuando el empresario estadounidense, Michael Hart, empezó a desarrollar el Proyecto Gutenberg.
La idea detrás del proyecto era la de crear una biblioteca de libros electrónicos gratuitos y de dominio público, a raíz de los libros físicos ya existentes.
Sin embargo, existe una historia menos conocida que considera a una maestra leonesa, Angelita Ruiz, como la precursora del libro electrónico gracias a una fascinante invención: la enciclopedia mecánica.
Esta enciclopedia mecánica fue patentada en 1949 y su prototipo, que fue construido en el Parque de Artillería de Ferrol (La Coruña), se encuentra en la actualidad en la exposición permanente del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de la misma ciudad.
La invención surgió de la necesidad, según la inventora, de aligerar el peso que portaban los estudiantes, pero también de dar un aliciente más a la lectura convirtiéndola en una experiencia mucho más atractiva gracias a la inclusión de sonidos, luz, y la posibilidad de adaptarla a la visión.
Este libro de texto mecánico, considerado el precursor del ebook, tenía un sistema mecánico a presión que permitía añadir diferentes carretes según las materias. El prototipo nunca se llegó a comercializar, así como la inclusión de luz y sonido tampoco se pudo realizar debido a la falta de tecnología de la época.
Casi setenta años después, los libros electrónicos están en manos de todo el mundo. De hecho, según el Informe 2018 sobre la evolución del mercado digital en España y América Latina de Bookwire, la venta de libros electrónicos creció un 52%.
Otros datos interesantes, ofrecidos por el barómetro de Hábitos de Lectura y compra de libros en 2017 por la FGEE, afirman que uno de cada cuatro libros en España son leídos en formato digital.
Sin duda alguna la lectura en Kindle ofrece numerosos beneficios: permite almacenar innumerables libros sin acarrear peso, se adapta a las necesidades visuales del lector y conlleva un consumo más responsable de la lectura al no necesitar de la materia prima de los libros: el papel.
Entonces, ¿Por qué los lectores aún no se han pasado por completo a Kindle?
Libros de papel: el placer de la lectura sensorial
Los libros físicos siguen estando a la orden del día. De hecho, la tendencia estudiada por la FGEE, muestra que en el año 2018 pese a que las ventas subieron (un 1,6% respecto a 2017), el número de títulos editados tanto en papel como en formato digital descendió un 12,7% con respecto al año anterior.
La industria del libro físico se enfrenta sin duda a numerosos desafíos: desde la competición con los formatos electrónicos hasta la búsqueda de soluciones sostenibles para la producción y distribución del papel.
Y es que, en un contexto de crisis climática, donde los incendios están destrozando extensas hectáreas de árboles, entre otros, se plantea la necesidad de poner en cuestión la fabricación de libros en papel.
Pero los amantes de los libros de papel no tienen por qué darse por vencido. Y es que para aquellos que disfrutan la experiencia sensorial de los libros en papel donde el tacto y el olor se vuelven casi tan mágicos como la lectura, existen alternativas para poner un granito de arena contra el cambio climático.
Los libros con papel reciclado y especialmente los libros de segunda mano son las mejores opciones para disfrutar el placer de una lectura en papel.
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