El acceso a la cultura: ¿un privilegio o un derecho? ¡Posiciónate!


Según la Unesco, la cultura junto con el diálogo intercultural tienen un gran potencial “como medios para lograr la paz y el desarrollo sostenible”. 

Sin embargo, el acceso a la cultura así como la diversidad cultural están hoy en día en pleno debate. 

Por un lado, el acceso a la cultura sigue siendo desigualitario ya que depende en gran parte de la capacidad de poder económico, y por otro lado, la combinación de desarrollo tecnológico junto con el modelo económico capitalista, entre otras causas, está contribuyendo a una creciente uniformidad cultural

Ante tal escenario, cabe plantearse: ¿está el acceso a la cultura capitalizado? y como tal ¿se ha convertido en un privilegio?

Por una diversidad cultural accesible para todos

Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, la cultura nunca ha sido tratada como un verdadero derecho accesible para todos. Más bien todo lo contrario. 

Bourdieu, considerado como uno de los más importantes sociólogos contemporáneos, acuñó el término de capital cultural, en referencia a la acumulación de cultura propia de una clase determinada. 

En ese sentido, la cultura se ajusta a los mismos mecanismos que el capital económico y el capital social: son accesibles en mayor o menor medida según el estatus, la clase y el poder económico. 

Además, el capital cultural se adquiere a través de la familia, la escuela y la vida cotidiana, por lo que contribuye a la consolidación y transmisión de desigualdades en relación al acceso cultural en nuestro sociedad. 

Con el fin de entender mejor el impacto del capital cultural en las dinámicas de nuestra sociedad, Bourdieu lo dividió en las siguientes tres diferentes formas: 

  • Capital cultural incorporado: en relación a los hábitos, habitus, en palabras de Bourdieu. Esta vertiente hace referencia a la facultad del ser humano de cultivarse.
  • Por capital cultural objetivado, Bourdieu consideraba los bienes culturales tales como libros, o discos, cuya apropiación está estrechamente relacionada con el capital económico de un individuo o de una clase dada.
  • Capital cultural institucionalizado o en otras palabras, aquellos capitales culturales reconocidos por instituciones, como podrían ser títulos académicos, y que permiten poder beneficiarse del capital cultural en sí.

Regala cultura, dona tus libros usados

Si seguimos la lógica de Bourdieu, entonces compartir cultura donando libros usados, se convierte en un acto totalmente revolucionario por una sociedad más igualitaria y por un acceso a la cultura más justo. 

Cuando se democratiza el capital cultural objetivado, a través de una economía más circular, se va abriendo poco a poco el acceso a la cultura. 

Con la paulatina uniformidad cultural que estamos presenciando, el derecho por un acceso a la cultura justo e igual para todos, es no solamente un derecho básico sino que se convierte además en un elemento de gran importancia social para asegurar la diversidad cultural y conservar sus especificidades del imponente poder unificador de la cultura capitalizada.

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Comparte cultura, comparte el placer de leer. 


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